Mi actitud vital ante un nuevo lugar no suele
ser la habitual. Normalmente todo el mundo que tiene cabeza y viaja por primera
vez a un destino no habitual que sabe que será difícil que vuelva a visitar, lo
hace como un turista experimentado. El turista profesional suele llevar consigo
todas sus guías y planos, se ha informado previamente sobre lugares de visita
obligada y se levanta temprano con idea de acometer la titánica tarea de
recorrer el mayor número de museos, parques, edificios históricos y lugares de
interés general en el menor tiempo posible. Esa noche se va a la cama molido de
verdad y a la mañana siguiente se lanza a la calle de nuevo con las primeras
luces a devorar la historia y la esencia de la cuidad o comarca que está
visitando y llevándose consigo cuantas fotos, postales y recuerdos puedan dar
fe de su paso por determinada parte del mundo. Pues bien, eso que el sentido
común te dicta cuando haces turismo en una ciudad o país que no es donde
resides normalmente…yo, no lo tengo. Hace tiempo me rendí a la evidencia: no
tengo esa capacidad de sufrimiento para el turismo, tengo un sentido quizás más
amable y disfrutón de la visita turística. A cambio me quedo con unas ganas increíbles
de más, pero “todo” no se puede tener…
Por ejemplo, pasar un día soleado en Londres
junto al río es una experiencia fantástica. Caminar tranquilamente viendo a tu
paso edificios y gentes, que te dé el sol en la cara, pararte en un puesto,
sentarte en el césped, sentir que eres parte de la cuidad y no un atareado
turista que pasa corriendo mirando sin ver.
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Paseo en Yate |
Esta foto no puede ser más característica de
Londres, todo el mundo tiene la foto del London Eye y del Big Ben pero nadie que
visite esta encantadora ciudad debería dejar de darse un paseo en yate por el
Thames y disfrutar de sus maravillosas vistas tomando el aperitivo. Funcionan a
modos de autobuses y los puedes coger para moverte a lo largo del río.
Tranquilidad y abrir mis sentidos…eso es para mí un buen día de visita turística.
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Mercado de delicatenssen de todas las partes del mundo |
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Teatro de Shakespeare |
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Terraza de la OXO Tower |
Recomendaciones para un estupendo día a lo
largo de la margen Sur del Thames: Si empiezas tu mini ruta en London Bridge,
puedes llegar en metro o tren, puedes acceder al paseo por el Borought Market,
si es domingo puedes aprovechar para visitarlo, merece la pena. Una vez en el
paseo fluvial te podrás encontrar con varias visitas rápidas e interesantes: el
barco de Sir Francis Drake que está anclado junto a un pub que podrás visitar
con performance informativa incluida; el teatro de Shakespeare y el Tate (Museo
de arte contemporáneo). Después de haber entrado en algunos de los lugares mencionados
llegaras al Southbank aquí encontrarás grandes espacios de césped para sentarte
a descansar, tiendas encantadoras de artesanía, pequeñas salas de arte y un sinfín
de restaurantes desde la comida rápida a la más sofisticada. Una opción ideal para
comer bastante bien o tomarte un cóctel mientras escuchas música de piano en
directo y descansas con unas vistas increíbles de Londres es subir a la octava planta
del OXO Tower a su Restaurant, Bar and Braserie. Más tarde si no hay mucha cola
te puedes dar un paseo hasta el London Eye y subirte para completar las
impresionantes vistas sobre la ciudad. Allí mismo podrás coger el Yate que te
lleve de regreso hasta London Bridge mientras te relajas con el fluir del agua.
Terminarás el día con tu cabeza llena de sensaciones increíbles.